Era casi una final para el Real Madrid y la ganó, que era lo importante ayer. Sufrió mucho, muchísimo el conjunto blanco ante el Inter de Milán, que no estuvo lejos de llevarse el partido, pero un tanto en la recta final de Rodrygo le da a los de Zidane un triunfo de oro (3-2) que alivia su situación en el competido Grupo B de la Champions.
Saltaron los dos equipos al campo sabiendo que el Gladbach había aplastado al Shakhtar en Ucrania, más presión para ambos, sabedores de que el que perdiera se quedaba sin margen de error. Fuera por ello o porque Zidane ya había avisado de que el partido era «una final», lo cierto es que el Real Madrid salió muy enchufado. Con el que parece ser su once de gala, con Hazard y Asensio en las bandas, ambos fabricaron la primera gran ocasión, en la que Handanovic se lució a disparo del balear.
Presionaba el Madrid muy arriba y una internada de Lucas y un disparo de Valverde generaron cierta inquietud, pero la respuesta del Inter fue contundente. Un desbarajuste defensivo lo aprovechó Achraf para ganar la espalda a la zaga blanca y la jugada acabó con un remate de Lautaro al palo. Casi a continuación, el delantero argentino obligó a Courtois a lucirse y un chut potente de Vidal se fue al lateral de la meta.